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viernes, 1 de noviembre de 2013

Bill Evans: Quintessence

Caratula del álbum
Si Quintessence lo hubiese publicado cualquier otro pianista de jazz, seguro que estaría catalogado como uno de los grandes discos de jazz de todos los tiempos, tratándose de Bill Evans la percepción cambia, es tan alto el nivel que Evans tiene, puso el listón tan alto, que esta joya del jazz ha quedado como una obra menor para muchos, dentro de su discografía, un álbum realizado al final de su carrera que ha pasado sin pena ni gloria. En Quintessence, encuentro el sonido inconfundible de Bill Evans, esa volátil manera de tocar el piano, etérea por momentos, exquisita, refinada, cerebral, casi evanescente, a veces meditada, a veces improvisada, culta, marchamo inconfundible de su estilo.
Bill Evans en Quintessence,  se abre, ofrece un lado más expansivo, acostumbrados a escucharlo como uno de los grandes en el formato de trío, aquí va más allá y opta por el quinteto que lo conforman Harold Land con el saxo tenor, Ray Brown al contrabajo, Kenny Burrell a la guitarra y Phily Joe Jones a la batería, ni que decir que la sección rítmica es de lujo y ejecuta impecable todo el álbum, y la guitarra de Burrell realiza solos y diálogos con Evans sobrecogedores, el tenor cumple bien su trabajo, pero sin destacar. Es un álbum magnifico, elegante, que llega, pero que muchos consideran algo soso por el formato elegido y es que a Evans se le exigía demasiado.
Quintessence se graba en Berkeley entre el 27 y el 30 de mayo de 1976 para el sello Fantasy, cuenta con un total de cinco temas en la versión origínal y un bonus track que hacen seis temas en su primera re-edición, tiene una duración cercana a los 43 minutos, cronológicamente se sitúa entre Alone Again (1975) y Crosscurrents (1977).
 Es un testimonio singular dentro de la ingente obra de uno de los músicos incuestionables de la historia del jazz.

De 5 > 10, mi valoración es: 9

Dejo un vídeo con el tema Martina


sábado, 31 de agosto de 2013

Hampton Hawes: Universe

Foto frontal del Lp por Bruce Wilson
Hay discos difíciles de encasillar, ninguno escapa a su tiempo y cronológicamente se puede ubicar, pero el estilo y los momentos por los que pasa un artista es algo tan personal que a veces cuesta clasificarlo, es lo que sucede con Universe, un disco de Hampton Hawes (1928-1977), el pianista de L.A. se mueve entre el funk y la fusión dando un aire a los setenta inconfundible, sin embargo Hawes es evidente que se encuentra en un universo introspectivo, lírico, íntimo, lejos de los artificios que otros músicos producían en esta década.
Hampton Hawes en Universe investiga en su universo interior, dando a toda la grabación un ambiente sosegado, tranquilo, recogido, espiritual, con muchos de los tics musicales de la época, pero también con innovaciones importantes en el camino y exploración de los teclados eléctricos, lo que produjo cierto rechazo de sus habituales seguidores que no entendieron el giro que Hawes daba a su música. El disco fue injustamente considerado y poco valorado en su tiempo, afortunadamente el paso de los años tapa ciertos prejuicios y pone las cosas en su sitio. Hoy podemos ver la gran aportación que el pianista hizo con esta grabación y podemos ubicarla en su justo lugar por la creatividad interior que encierra.
El disco se graba para el sello Prestige en 1972, aunque no se lanza al mercado hasta 1973, cuenta con un total de siete temas originales y una duración total aproximada de 42 minutos. En los créditos encontramos a Hampton Hawes liderando un sexteto y tocando el Fender-Rhodes electric piano, el Wurlitzert electric piano, el Hammond B-1 organ y la Arp Synthesizer, en el Saxo tenor está Harold Land que tiene unos solos muy buenos, al igual que el trompeta Oscar Brashear, la guitarra la toca Arthur Adams, el bajo Chuck Rainey y la batería León "Ngudu" Chancler, tanto el guitarrista como el líder merecen mención aparte por el valor a asumir riesgos que no han sido valorados hasta décadas después. Lo mismo sucede con el álbum que merece volver a ser escuchado y evaluado.

De 5 > 10, mi valoración es: 6