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domingo, 18 de marzo de 2012

Buddy de Franco: Borinquin

Caratula del vinilo de Buddy de Franco
El clarinete como instrumento tuvo sus tiempos de gloria en la época del swing, donde era uno de los instrumentos calientes del jazz, gracias sobre todo a Benny Goodman, otros como Artie Shaw y Woody Herman tocaron el clarinete en las grandes orquestas, así la cuerda de saxos y clarinetes constituyeron su propio show. Hace de esto sesenta años. Pocos sobrevivieron a la aparición de pequeños grupos, al nacimiento del Be Bop y los distintos géneros que le siguieron. De los pocos músicos que se supieron adaptar a la nueva situación se encuentra Buddy de Franco (1923) ¿clarinetista de jazz? ¿cuantos siguen tocando hoy?, en efecto De Franco, se acomodó a la nueva situación y comenzó a tocar con cuartetos o quintetos y buscó nuevos caminos para su instrumento, De Franco es un músico cuya habilidad no tenía límites, si los estilos del jazz cambian, él lo hace también de forma camaleonica, mimetizándose con el entorno musical del momento, el fin de la era del swing no significaba dejar de tocar, así continuó su desenvolvimiento como solista y añadió nuevas dimensiones a su estilo interpretativo, así ha sido capaz con su fuerte impronta y personal estilo de elevar al clarinete del declive en el que se sumió y situarlo donde le corresponde.
"Borinquin" sale al mercado el 1 de enero de 1975, cuenta con seis temas grabados mientras actuaba con su grupo en Buffalo y Boston y tiene una duración aproximada de 45 minutos. El quinteto está compuesto por Buddy de Franco al clarinete, Ray Santisi está fresco y genial con el piano, John Chiodini hace filigranas con la guitarra y la sección rítmica está formada por Mike Richmond al bajo y Randy Jones en la batería, ambos realizan un brillante trabajo. Los temas que componen el disco muestran consistencia, versatilidad en su estilo y una gran musicalidad, De Franco controla toda la música y sabe dar protagonismo a su grupo, su interpretación es clara y precisa, como hacen los maestros, hace fácil el arte, se nota su inspiración y la ejecución melódica es suelta, ágil, en ningún momento forzada o precipitada, al contrario su fraseo es elegante, ceremonioso, mostrando la riqueza de los distintos tonos del clarinete con el que realiza sutiles contrastes rítmicos. Un disco para el reencuentro con el instrumento perdido.

De 5 > 10, mi valoración es 6